Page 41 - PACTO DE CONVIVENCIA 2024
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Una de las estrategias básicas para propiciar un adecuado proceso convivencial es la capacidad
de comunicarnos asertivamente, según Langer y Jakubowski (1980, citado por Chaux, 2013) el
asertividad es la capacidad para expresarse de manera enfática y clara, y de defender los derechos
propios o de los otros de manera firme, pero evitando herir a los demás o hacer daño a las
relaciones.
En un contexto escolar se presentan diferentes conflictos permanentemente, Chaux (2013)
nombra la existencia de cuatro grandes estrategias para manejar estos conflictos: evitar o evadir
a las personas con quienes se tiene el conflicto; imponer los intereses personales sin mostrar
consideración por la relación con la persona con quién se tiene el conflicto ni por sus intereses;
ceder renunciando a los intereses personales para no afectar la relación, buscar acuerdos que
favorezcan los intereses personales sin afectar negativamente la relación con él (la) otro (a).
Buscar acuerdos es la estrategia más compatible con la convivencia pacífica y constructiva,
porque permite que las partes reconozcan sus intereses legítimos, pero siendo cuidadosos con
las relaciones. En cambio, al imponerse, se pueden terminar afectando las relaciones en corto o
largo plazo. Así mismo, al ceder la persona, puede estar buscando preservar sus relaciones, pero
con frecuencia esto implica acumular inconformidades que pueden terminar siendo perjudiciales
para la persona o convertirse en expresiones destructivas más adelante. Además, renunciar a los
intereses propios puede generar la percepción, en la otra parte, de que puede imponerse cada
vez más: ello genera un desequilibrio de poder en la relación que puede terminar siendo
destructivo para ambos. Por ejemplo, si una relación de amistad una parte siempre cede ante lo
que la otra quiere hacer, es posible que esa otra persona empiece a creer que puede decidir
unilateralmente sin tener en cuenta al otro. Finalmente, si se evita a la persona con la que se tiene
el conflicto, no se logran los intereses que están en juego en el conflicto, ni se logra construir ni
recuperar una relación.
Ante un conflicto se busca encontrar la mediación, este es un proceso en el cual un tercero neutral
les ayuda a las partes involucradas en un conflicto a buscar un acuerdo de beneficio mutuo. En
una mediación, las partes participan de manera voluntaria. Además, el mediador no impone la
solución, sino que facilita el proceso para que sean las partes mismas las que decidan sus
acuerdos. En ese sentido la mediación se diferencia del arbitraje, en el cual el árbitro si decide
cómo se debe resolver el conflicto (Moore 2003)
Chaux (2013) propone un proceso para la mediación de conflictos donde es fundamental
asegurarse que las partes acepten explícitamente el proceso y continuar con la mediación. Los
conflictos surgen o se prolongan porque cada parte cree tener la visión única y correcta de lo que
ha ocurrido, por eso es fundamental que cada uno logre contar su versión sobre el conflicto y
escuchar la versión que tiene la otra parte. Es decir, no es un juicio en el que alguien tiene la
verdad y alguien debe ser castigado. En vez de buscar culpables, es útil que cada cual trate de
entender cómo ha contribuido a solucionar el problema. Una vez las partes tiene una mejor
comprensión sobre las distintas versiones de lo que ha ocurrido, el mediador puede sugerir que
empiecen a considerar alternativas de posibles soluciones del conflicto, en esta parte es
preferible que las alternativas sean propuestas por las partes, no por el mediador. Si se presenta
algún punto de bloqueo entre las partes, es útil que el mediador sugiera opciones como ejemplo.
Una vez presentadas las distintas alternativas, el mediador puede sugerir pasar al análisis y
evaluación de las opciones propuestas. Aquí es útil mencionar que el principal criterio debe ser
que la opción seleccionada favorezca los intereses de ambas partes. La selección puede iniciar
con descartar aquellas opciones que claramente no favorecen alguna de las partes, y
concentrarse en aquellas que podría favorecer a ambas partes, el mediador no debe tomar
partido y debe existir un equilibrio claro en el poder entre las partes. Finalmente, una vez
seleccionada la opción que más favorecen los intereses de ambas partes, es fundamental definir
detalladamente a que se comprometen cada parte, escribirlo y firmarlo. Es útil incluir en el
acuerdo escrito que pasaría si cada una de las partes no cumple con sus compromisos o si
exactamente el mismo conflicto vuelve a ocurrir.
EDUCACIÓN, CONVIVENCIA Y AGRESIÓN ESCOLAR
Enrique Chaux, Ed. Tauros (febrero, 2013)